lunes, 1 de noviembre de 2010

Tu idioma

Si confieso esto
es porque fui traído a juicio por ti.
Te abriste como una flor ante mi
y cada pétalo de sangre y pestaña,
cada ojo que me miraba sin decir nada
exigía que respondiera por todos
los no, míos y de los otros como yo.

Pero este es el  tribunal de la risa
el Grial de la vida verdadera
de no temer a reventar
al ver el mundo caerse a pedazos
con impavidez de espectador,
consciente pero saturado
hasta la fibra de escepticismo
Es hacer aunque el suicidio ya esté en marcha
mientras la risa se te derrama
por la comisura de la boca.

No se qué responder a ese tribunal de sueños
cada vez tengo menos respuestas.
La ciencia de mi juventud está caducando
ya nadie va a esa parte de la biblioteca,
ni siquiera yo.

Me siento en blanco
no puro: vacío de respuestas
mis argumentos me saben a mentira
y este vendaval que me hace hablar
me da tanto placer.

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